Cada vez que siento que las cosas no son iguales, que cambié y acepto el cambio, necesito que el cambio sea total. Si bien me cuesta despegarme de las cosas (maldita naturaleza escorpiana), y estaba bastante cómoda con mi antiguo Blog, sentí que ya era momento de cambiar de aires... esa yo no era la misma que la de ahora.


Ya me resigné a la idea de guardarme mis escritos para mi, tras la insistencia de varios amigos que "extrañaban leerme". Aunque en realidad, nunca dejé de escribir. 
Una vez le comenté esto a alguien, quién inquirió con un simple "¿Por qué escribis?", en el momento no tuve muchas respuestas para darle, y fue algo que me dejo pensando.


Después me dí cuenta, asumí o lo que se que haya hecho, de que escribo por varias razones... pero la más razonable, es porque me hace bien... me saca un peso de encima.
Escribo porque me cansé de guardarme las cosas dentro de mí, porque a veces es bueno estallar y yo lo hago con palabras, palabras sinceras que reflejan sentimientos; los míos.
Escribo porque es el único medio que me permite ser, porque puedo expresarme a mi gusto, como yo quiero, porque cuando escribo no existe el tiempo, no existe el lugar. Escribo sin necesidad de pensar en el qué dirán, porque son sólo mis palabras, las que yo quiero mostrar.
Escribo porque hay cosas que no quiero olvidar y porque es la manera que yo elegí para encarar mis problemas. Escribo con la intención de desahogar palabras que quedaron atoradas en mi garganta. Escribo con la intención de ser la protagonista de mi propia historia, porque en mis letras muestro parte de mi mundo.

Por eso es que ahora tomo este viaje, con mi corazón lleno de magia en busca de su leyenda personal. Viaje que tendrá como testigo a todo aquel que se anime a acompañar el trance de esta pasajera.