Eres una muñeca (rota) de cabellos rubios (bajo tintura castaña) y ojos cafés con mirada inocente (aunque no lo seas tú). Eres esa chica, Rocío, que cae al suelo y llora (y no sabe nada) mientras intenta inventar un cuento con final feliz. Eres esa niña que pone rosas rojas (sin espinas, porque es tonta y puede pincharse) en la cama. Eres esa mujer que se inventó un lugar imaginario para estar sola y recobrarse de los golpes de la vida, para pensar y sentir. Esa que piensa que todos deberían tener su lugar especial. 
 Eres la chica que escribe lo que piensa (siente, vive, imagina). Aquella pequeña pervertida que siempre le encuentra el otro sentido a las frases. Eres esa niña sentimental, la adolescente confundida, la mujer nostálgica. Eres aquella que piensa que los mejores amigos pueden encontrarse en cualquier lugar y de cualquier manera.  Eres la chica que muchos piensan que es fuerte, que no sufre por nada, y que por dentro muchas veces esta destrozada. Eres la chica que construye una fantasía sobre la realidad. Una niña en cuerpo de mujer. La chica que sonríe, sólo por ver a los demás hacerlo. La que si no puede hacer que alguien sonría; llora con él. Eres la chica que no cree en finales felices y aún así desea uno...

Hoy estoy con ganas de escribir. Escribir siempre me salvó, y es una fuente importante de felicidad. Para los que no conocen Harry Potter, alli su genial autora, J.K. Rowling, creó una metáfora extraordinaria. Se trata de los Dementores, y el hechizo para contrarrestarlos: Expecto Patronum.