Música para viajar...

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Cheffy Potter and Three hundred sixty-five days ago...

Pasaron trecientos sesenta y cinco días de aquellos trece. Trescientas sesenta y cinco mañanas sin tener que luchar con vos y tu sonambulismo para que te despiertes, sin que me grites "¿De dónde se apaga esta alarma?", sin tus tostadas y nuestro café matutino entre apuntes de materias que no rendimos, de Durkheim, Marx y Weber, y de Vilma Palma sonando en Radio Norte.
Trece días luchando con Casper y su tendencia a desconfigurárnos los celulares y cambiarnos la música que estábamos escuchando, de escondernos la jarra de jugo o el aceite; con la falta de señal, de supermercados, el paro de subtes y el desabastecimiento de Toddys. Trece días tratando de acostumbrarnos a las diagonales, viviendo de McDonals, disfrutando del bendito Starbucks y de la sobredosis de aspirinetas.
Trece noches de insomnio donde en vez de estudiar economía escribíamos fanfictions, de charlas a las tres de la mañana, de talleres de costura improvisando disfraces para un cumpleaños de alguien que no conocíamos. La espera del fuckin' 16 rezándole a Rowling y las puteadas al Plaza cuando sólo pasaba por Retiro. De hipotermias. De noches de sopa. De tiradas de Tarot en la cama de turno.
La búsqueda de una casa de tatuajes, las infecciones compartidas, la invasión de arañas y hormigas y nuestra razzia al estilo GhostBusters pero armadas con un insecticida y una escoba. El anecdotario: "Nos echaron del cementerio". Los porteños boludeándonos con la calle Corrientes, los Mortífagos en la casa Rosada. Tus bajadas triunfales de los colectivos, los "Éstos nos afanan". Las clases de historia sobre los Masones, "Todos los caminos conducen a la calle siete". Nuestra mascota Pepe... el perro, y el caballo también.

Trecientos sesenta y cinco días de aquellos trece en los que compartimos más que una convivencia. Trecientos sesenta y cinco que parecen trece, que se hicieron agua, que hoy pesan en nostalgia y duelen.

¿Podemos volver?





1 viajantes comentaron, hacelo vos también!:

Merodeadora dijo...

Vilma Palma e Vampiro en ""Relier"". Entradas en venta en la fábrica de pastas "Los muchachos" (ponele). Si, podemos. Nunca soñé jamás dormir en las camas que he dormido. La realidad superó mis expectativas. Eso quiero para mi vida y para la tuya, que la realidad supere siempre nuestras expectativas, para bien, dándonos alegría.
Fuimos las mejores estudiantes de la UBA, pero desaprobamos las materias. Nunca voy a olvidar la conversación con el muchacho de la imprenta donde imprimí el fan fiction, nunca. Buenos Aires se hizo nuestro, la capital fue nuestra.
Y nunca olvides vos, la máxima del viaje: Cuando busques un supermercado chino, ahí va a haber una parada de subte. Cuando busques desesperada una parada de subte que te lleve a retiro a correr por tu vida para volver a La Plata, buscá un chino.
Y la próxima que quieras ir a rendir a cualquier lado, asegurate de tener la bibliografía. No hace falta que la hayas estudiado, pero tenerla es un GRAN paso.
Cuando quieras, querida. Cuando quieras.

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No soy más que una simple soñadora que te cuenta lo que siente. No soy más que una... quizás niña, atrapada en un cuerpo de mujer, que trata de salir de ese mundo de fantasía para ser lo que alguna vez le exigieron ser...

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